El arce japonés, del que en este caso se trata principalmente del tipo "arce japonés" (Acer palmatum), es el bonsái ideal para principiantes y este hermoso árbol ornamental también se cultiva como tal tradicionalmente en Japón. El arce japonés es adecuado para varios estilos y diseños, ya sea como árbol único, con troncos dobles o múltiples o incluso como bosque.
¿Cómo se cuida un bonsái de arce japonés?
Un bonsái de arce japonés necesita un lugar parcialmente sombreado y protegido del viento, un sustrato permeable y rico en nutrientes, riego regular sin encharcamientos y fertilizantes orgánicos. Pode con cuidado en otoño, alambre en junio y pase el invierno sin heladas a un máximo de 6°C.
Ubicación
El arce japonés es bastante exigente en cuanto a su ubicación: por un lado, necesita mucha luz para obtener brotes fuertes y colores otoñales intensos, pero por otro lado, muchas de las aproximadamente 500 variedades cultivadas no pueden tolerar sol directo. Por este motivo, conviene colocar el árbol en un lugar soleado en primavera y otoño (¡pero evitando el sol del mediodía!) y ofrecerle un lugar parcialmente sombreado en verano. El lugar también debe protegerse del viento, ya que el arce japonés reacciona a los fuertes vientos con las puntas de las hojas marrones.
Sustrato y trasplante
El sustrato debe ser lo más suelto, permeable, rico en nutrientes y ligeramente húmedo posible. Lo ideal es un suelo franco arenoso, que usted mismo puede mezclar con tierra de humus, Akadama (12,00 € en Amazon) (un granulado de arcilla cocida dimensionalmente estable) y un sustrato mineral de grano fino (p. ej. Lavalita). Es mejor realizar el trasplante cada uno o dos años. Los ejemplares más viejos, de unos 10 años, solo necesitan trasplantarse cada cinco años.
Riego y fertilización
Aunque al arce japonés le gusta un poco húmedo, no tolera el encharcamiento ni las fuertes fluctuaciones del agua. Lo más probable es que reaccione a los cambios constantes de sequedad y humedad con puntas de hojas marrones. Es mejor dejar secar un poco la paca y luego regarla moderadamente. Si es posible, no se deben mojar las hojas y los brotes, ya que esto sólo aumenta el riesgo de infección por hongos. De lo contrario, el árbol recibe un fertilizante orgánico aproximadamente cada dos semanas entre abril y agosto.
Corte y cableado
Cuando se trata de cortar, el arce japonés es un candidato difícil porque, como casi todos los arces, tiende a sangrar mucho. La poda también aumenta el riesgo de sufrir una infección por hongos, a la que, lamentablemente, el arce es muy susceptible. Por lo tanto, cualquier poda necesaria debería realizarse, si es posible, en otoño, cuando la presión de la savia ya no es tan grande. Los brotes enfermos y muertos se pueden eliminar en primavera. Los cortes siempre deben estar cerrados. Es posible cortar las hojas o pinzarlas en cualquier momento, el cableado se realiza en junio.
Consejo
Aunque el arce japonés se considera muy resistente, puede sufrir daños por heladas en las macetas planas de bonsái. Por lo tanto, se recomienda pasar el invierno sin heladas a una temperatura máxima de seis grados centígrados.