El drago es una de las plantas de interior más populares en Europa y en verano también se utiliza ocasionalmente como verdor en el balcón. Sin embargo, las temperaturas en Europa Central son demasiado bajas en invierno para un cultivo prolongado al aire libre.
¿Qué temperaturas son ideales para los dragos?
Las temperaturas óptimas para los dragos son de 18 a 24 grados centígrados. Las plantas reaccionan sensiblemente a temperaturas inferiores a 15 grados. El drago de Canarias puede tolerar temperaturas invernales más frías, de unos 10 grados. Deben evitarse la luz solar directa y las corrientes de aire.
A este exótico le gusta lo calentito
La gran mayoría de las especies de dragos reaccionan de forma muy sensible a temperaturas inferiores a 15 grados centígrados y, a veces, dejan caer rápidamente sus hojas. El drago canario (Dracaena draco) es una excepción, ya que soporta bien las temperaturas invernales de unos 10 grados centígrados. Las otras especies de drago, por el contrario, son sencillas y fáciles de cuidar si se cultivan entre 18 y 24 grados centígrados.
Elija cuidadosamente la ubicación correcta
Teniendo en cuenta las temperaturas óptimas, el alféizar de la ventana parece a primera vista el lugar óptimo para un drago. Sin embargo, los siguientes factores pueden causar muchos problemas al drago:
- luz solar demasiado fuerte
- Deshidratación
- Borrador
Los lugares con muchas horas de luz solar directa todos los días no son adecuados para los dragos, aunque las subespecies con hojas más rojizas pueden tolerar un lugar muy luminoso mejor que los dragos con hojas puramente verdes.
Consejo
Para que los dragos se sientan cómodos en el interior como en su hábitat natural, debes asegurarte de que la humedad sea lo más alta posible. Para ello, puedes mojar periódicamente las hojas de las plantas con un fino chorro de agua que tenga la menor cantidad de cal posible.